jueves, 29 de diciembre de 2011

Guardiola: "Cruyff ha modelado mi carrera y a este club"

El entrenador del FC Barcelona, Pep Guardiola, ha concedido una entrevista a la revista catarí 'Doha Stadium Plus Qatar', en la que ha reconocido la mano de Johan Cruyff en su carrera.

 
Cruyff y Guardiola en la época de jugador de Pep

X. Ortuño | 29.12.2011

Pep Guardiola ha concedido una entrevista a la revista catarí 'Doha Stadium Plus Qatar', en la que hace un repaso a su trayectoria como jugador y como entrenador. También analiza el momento actual que está viviendo y reconoce como se sintió cuando militó en el 'Dream Team'.
El entrenador del Barça, se muestra prudente al ser preguntado sobre la situación actual y es preguntado por si se encuentra satisfecho con lo que ha conseguido: "Siempre tienes que tener precaución con la satisfacción. Hay espacio para la mejora", responde Guardiola.
"Es quizás el mejor cumplido que un entrenador puede recibir", responde Guardiola al ser preguntado sobre si cree que el equipo se encuentra hambriento. "Al lado de las habilidades técnicas y la visión viene el hambre. Es el factor más importante en este nivel, el hambre te hace mejorar y estar hambriento de victoria. Es lo que hace que el motor corra. Tras 13 títulos, aún ardemos de ambición", añadió.
EL SELLO DE LA MASIA
Guardiola hace un repaso a sus inicios en el FC Barcelona: "Llegué de Santpedor, a 70 kilometros de Barcelona. Me uní a La Masia, la academia del Barça a los 12 años. No solo entrenas, vives allí. Desde el primer día lo amé y jugué a fútbol cada día, con el único objetivo de ser mejor. Todo, a la sombra del Camp Nou. No podría ser más inspirador".
Sobre el gran número de jugadores formados en esta Masía y su numerosa presencia en grandes encuentros, Pep Guardiola comenta el hecho de que ocho futbolistas formados en La Masia, estuvieron presentes en la final de la Champions: "Estamos orgullosos de jugar una final de la Champions con ocho jugadores hechos en casa. Es muy especial si debutas en un equipo profesional con la camiseta que vestiste cuando eras niño".
"Casi no te tienes que adaptar porque tras los años, has estado aprendiendo a jugar en una filosfía de club, lo que llamamos el sello de La Masia", comenta el técnico de Santpedor sobre el hecho de que los jugadores de la cantera aparezcan en el primer equipo. "No importa de donde vengas. Messi es argentino pero si miras su estilo, es de todas todas un jugador de Barcelona. Para nuestros fans, es grande tener jugadores con los que automáticamente identificarse", dijo Guardiola sobre el crack argentino.
SU PASO POR EL DREAM TEAM
"Jugar con el Dream Team fue como un sueño. Cuatro Ligas y la primera Copa de Europa en el 92. Jugar con chicos como Ronald Koeman, Bakero, Michael Laudrup, Hristo Stoichkov y más tarde romario. No solo fueron los resultados, fue también como jugamos", comenta Guardiola sobre su presencia en ese mítico equipo que sentó las bases del Barça que vemos a día de hoy.
EL SELLO DE CRUYFF
"Cruyff ha puesto los instrumentos para modelar mi carrera y también a este club", remarca Guardiola, que describe el papel de Johan Cruyff en el Barça: "Como jugador, trajo al club a la vida en los 70. Más tarde, como entrenador hizo lo mismo. Y aprendí mucho de él. Pero tu te llevas algo contigo como entrenador, bueno o malo y al final del día, tienes que hacer las cosas a tu manera".
Sobre el papel de los medios de comunicación, Pep Guardiola los ve como una manera de estar cerca del aficionado: "Con la prensa, intento ser tan abierto como puedo. A veces es difícil pero el mejor manera de estar en contacto y cerca de tus fans. Está claro que nunca puedes decir todo lo que piensas completamente, pero si eres honesto, por ejemplo, admites que el equipo no haya jugado bien. Esto previene muchas especulaciones".
LA EDAD NO IMPORTA
"Es lo mismo como jugador que como entrenador, cuando eres suficientemente bueno, eres suficientemente mayor", comenta Pep Guardiola sobre su precocidad. "Por descontado, cuando empecé aún tenía mucho que aprender, ganar experiencia, pero no lo tuve que hacer solo. Tenía un gran cuerpo técnico y muchos de mis excompañeros en la dirección. Esto da mucha experiencia y conocimiento", añadió.
LA MEJOR DEFENSA ES EL MEJOR ATAQUE
Pep Guardiola trata de identificar su estilo de juego y contar que aunque su juego parezca dirigido al ataque, la defensa y la salida del balón son claves para el juego de este equipo poniendo como ejemplo su rol en el equipo como jugador: "Parece contradictorio, pero cuando más quieres atacar, más disciplina defensiva necesitas. Si miras mis tareas vitales como jugadores, siempre era mantener el equilibrio, tener las líneas juntas, asegurarte que los espacios entre los jugadores nunca fueran demasiado grandes. Desde allí, empezamos a jugar a fútbol".
"En el campo, todo el mundo debe jugar junto, los atacantes necesitan ayuda presionando, los defensores deben ayudar atacando. Mi manera de aproximarme al juego es que si el balón está en el otro lado del campo en el campo, estoy relajado y si está en el nuestro, no", añade.
BUSQUETS Y XAVI, VITALES
Para poder plantear su sistema de juego y que jugadores como Dani Alves gocen de tanta libertad en el campo, Guardiola destaca como vital el papel de Busquets y Xavi: "Por ejempo si miras a nuestros defensas, jugadores como Dani Alves, ataca mucho. Esto solo funciona cuando jugadores como Sergio Busquets y Xavi Hernández controlan el centro del campo. Casi todos nuestros ataques empiezan de Xavi y él lo hace fantásticamente. Con Puyol, tenemos un central fiable y eso ayuda mucho".
Sobre el tema de las rotaciones, Guardiola, las ve necesarias para que el equipo pueda lograr títulos: "Cualquiera que juega para este equipo tiene mi bendición, pero a día de hoy en el fútbol de élite, una gran plantilla es necesaria para ganar muchos títulos en una temporada".
Y añade, para concluir, que pese a los grandes jugadores, por encima de todo, estará siempre el club: "Jugamos tantos partidos, los elementos claves del equipo son la fortaleza, el deseo, la dedicación y el trabajo duro. Se lo debo todo a los jugadores. Pese a que el equipo rebosa talento individual, ningun jugador, absolutamente nadie, está por encima de este gran club".

martes, 27 de diciembre de 2011

La humanidad en el deporte

Además de la importancia de un resultado, existen también los valores personales

Joan Golobart

Llegan unas fechas especiales, con parón liguero y cierto margen de tiempo para la reflexión. Y con ella se desdibuja lo superfluo y aparece lo trascendental, pero curiosamente uno está tan enfermo que no puede dejar de pensar en el fútbol. Por ello me gustaría trasladarles una pequeña experiencia enriquecedora que viví el pasado sábado.

Fui a ver un partido de fútbol base entre chavales de 15 y 16 años. Era un encuentro importante para los dos equipos. Para el local, porque una victoria le situaba en el grupo de cabeza; para el visitante, porque si sacaba un buen resultado podía ratificar una reacción tras un inicio de liga muy flojo y poco acorde con el nivel de los jugadores. Después de diez o quince minutos de tanteo, los visitantes empezaron a manejar el esférico con gran soltura e intención. Ese pequeño dominio se acabó convirtiendo en asfixiante y daba la sensación de que el gol llegaría en cualquier momento. Un análisis frío de la situación dejaba bien claro cuál era la causa de esa superioridad. Mayor actitud, mejor orden y la posición excesivamente retrasada del pivote defensivo de los locales. Ese chaval, dudoso de la capacidad del equipo y seguramente en una fase de falta de confianza en sus posibilidades, optaba por acercarse a los centrales para sentirse más protegido. Ese gesto generaba un espacio que parecía abismal entre la defensa y la delantera de los locales, facilitando el espacio y la transición de los visitantes.

Llegó el primer gol, que supuso un mazazo para el equipo que se sentía inferior y para colmo un centro largo se fue envenenado por culpa del viento y se acabó introduciendo por la escuadra. Era el 0-2 y nada hacia presagiar que pudiera existir una reacción, sino todo lo contrario. Sólo había una manera de retomar la situación y era sustituir al pivote defensivo y, seguramente, renunciar al 4-3-3 e incorporar a otro futbolista en la zona media hasta que se equilibrara esa desventaja táctica. No se hizo el cambio, el conjunto quedó cada vez más descompuesto, todos los balones divididos quedaban en poder de los visitantes y cayó el tercero. La cara de los chavales que perdían era un poema, porque un equipo con varios puntos menos en la clasificación les estaba dando un baño en su propio campo.

Cuando las cosas no van, suele existir alguna razón y así se vio cuando el pivote defensivo que luchaba pero al que no le salían las cosas acabó solicitando el cambio al lesionarse antes de acabar la primera parte. La segunda, entre la ventaja brutal de los visitantes y la nueva disposición táctica, tuvo un desarrollo bien diferente. Los locales dominaron, pero aun así acabaron encajando otro gol al contragolpe.

Pasados unos minutos de la finalización del partido observé cómo el entrenador local, junto a su segundo, estaban apoyados en la barandilla del terreno. Como buen conocedor del fútbol, supe que era el momento de estar junto a él y me aproximé. Se desahogó buscando alguna explicación para lo que, según él, había sido un baño y hablamos del partido. Le trasladé mi opinión y me dio a entender que su análisis había sido el mismo y me dijo: "He estado a punto de cambiarlo en la primera parte –refiriéndose al pivote defensivo–, pero no he podido porque si lo hacía, lo destrozaba; se ha quedado sin trabajo y lo está pasando muy mal". Qué bien me sonaron esas palabras y por eso quiero que las conozcan todos ustedes. Enseguida le felicité y le dije que me parecía una actitud sobresaliente. También le indiqué que me marchaba a casa feliz porque nos habían goleado en lo deportivo, pero habíamos triunfado en humanidad.

Este artículo va dirigido a todos los que forman parte del fútbol base. Enseñemos a competir pero, sobre todo, no olvidemos que, además de la importancia de un resultado, existen también los valores personales.

martes, 20 de diciembre de 2011

Capitán con todos los galones

REPORTAJE: FÚTBOL - El gran clásico

Capitán con todos los galones

Después de la Supercopa, Casillas plantó cara a Mourinho y pasó de ser un ejecutor más de sus órdenes a erigirse en el verdadero líder del vestuario blanco

DIEGO TORRES - Madrid - 10/12/2011
 
Los siete clásicos que ha dirigido José Mourinho desde que entrena al Madrid han tenido su sello. El equipo ha llevado la impronta del autor hasta en los detalles aparentemente más triviales, como el protocolo de saludos entre los futbolistas antes de cada partido. Fortalecido por el respaldo enérgico del presidente, Florentino Pérez, que ordenó a sus jugadores obedecer sin fisuras los mandatos del técnico, sean cuales sean, Mourinho gozó de un poder absoluto sobre la plantilla. Un poder que permitió que cada una de sus órdenes se cumpliera por unanimidad, sin admitir discusiones. Un poder que solo comenzó a encontrar límites el pasado 19 de agosto. El día que se topó con Casillas.
"Que sea la última vez que me echas mierda encima", espetó al técnico
Avergonzado por los incidentes que pusieron el punto final a la Supercopa en el Camp Nou, el capitán del Madrid se sintió obligado a actuar para evitar la desintegración de la selección española que ganó el Mundial de 2010, la imagen pública del club que representa y su amistad con Xavi y Puyol. Durante meses, Mourinho había exigido a sus jugadores que no saludasen a sus colegas del Barça antes de cada duelo bajo pena de ser considerados unos traidores. Les había reclamado que fuesen duros en el campo y que tratasen a sus oponentes como a enemigos, provocándolos con denuncias públicas sobre la parcialidad arbitral. Recordando la petición del presidente, Casillas hizo su parte con todo el comedimiento que le fue posible. Pérez le aseguró que aquel proceder era imprescindible para conservar la unidad del club en tiempos difíciles.
Casillas obedeció a Mourinho hasta que, tras acusar a Cesc de impostor en la vuelta de la Supercopa, el capitán del Madrid descubrió que estaba comportándose como jamás imaginó que lo haría. Desde que entró en la cantera de la Castellana con nueve años, le habían educado para otra cosa. Así que resolvió actuar según la tradición: hizo examen de conciencia y repasó aquella estrofa del viejo himno: "Cuando pierde, da la mano".
La noticia de la llamada de Casillas a sus compañeros barcelonistas de la selección encendió a Mourinho. Durante un tiempo se obstinó en tratar al capitán como a un traidor. Los reproches a título personal prosiguieron con reuniones de grupo. Antes del debut en la Liga en La Romareda, el entrenador dirigió una charla a los jugadores y señaló al portero por activa y por pasiva: "¡Tenemos que ir todos en la misma dirección, pero algunos no se han enterado!". Al escucharlo, los presentes recuerdan que Casillas hizo algo que hasta entones nadie se había atrevido a hacer. Interrumpir al técnico ante su audiencia. Dicen que nunca habían visto al portero tan furioso como cuando se plantó ante el portugués. "¿Todos en la misma dirección?", le interpeló. "¿Qué significa? ¿Que todos vamos en la dirección que tú digas cuando a ti te convenga? ¡Que sea la última vez que me echas mierda encima delante de mis compañeros!", aseguran que dijo.
Desde entonces, el Madrid de Mourinho dejó de ser un poco del técnico y comenzó a ser también de los jugadores. Aquella frase célebre que el luso pronunció en marzo, "yo soy el equipo", perdió vigencia de manera paulatina.
Dicen en Valdebebas que a Pérez no le ha gustado este revuelo porque introduce dudas. Creen que el presidente preferiría que nadie pusiera límites al poder omnímodo del dueño de la caseta. Pero la nueva realidad no ha resultado mala para nadie porque los españoles, con Casillas y Ramos a la cabeza, aunque no han prometido fe ciega a ningún individuo, sí han asegurado su lealtad tanto al club como al técnico.
A la doctrina táctica impartida por Mourinho y a los buenos entrenamientos que programa a diario el Madrid ha incorporado recursos e ideas nuevas. El resultado es un grupo que, además de la característica fiebre competitiva de los equipos de Mou, añade un carácter propio. El sentimiento de orgullo típico de los equipos con jugadores que, más que obedecer, saben asumir su cuota de responsabilidad. La misma responsabilidad que en otro tiempo tuvieron Di Stéfano, Pirri, Sanchis, Raúl o Hierro. Si el Madrid del curso pasado exhibía resultados excelentes, en el actual ha mejorado. Ha ganado sus partidos en el Bernabéu, bate récords de goles en la Liga y en laChampions ha completado la mejor fase de grupos de su historia. Mourinho, que sabe disfrutar de cada ventaja, lo comprende y responde con inteligencia. Como dijo esta misma semana: "Si el entrenador es bueno, hace mejores a sus jugadores; si los jugadores son buenos, hacen más fuerte al entrenador".
Primero, porque se sometió a la autoridad de Raúl; después, porque llegó Mourinho, hasta el verano pasado Casillas no dio un paso al frente para defender la capitanía que se ganó con justicia. Desde agosto es distinto. Hoy, Casillas juega su primer clásico con todos los galones.

Papá es un 'hooligan'

REPORTAJE: vida&artes

Papá es un 'hooligan'

Un estudio revela que los padres son una de las principales causas de violencia en el deporte escolar - Muchos progenitores sucumben a lo emocional y sufren una transformación en los partidos - Los niños ya no quieren pasarlo bien, sino ganar

EDUARDO RODRIGÁLVAREZ 10/12/2011
 
-¿Ve usted, don Santiago, a ese extremo rubio...? Lleva una progresión magnífica.

"No estamos educados para ser espectadores", dice un psicólogo
Un árbitro dice: "He escuchado insultos más graves que en Primera División"
El tenis, siendo tan señorial, acumula muchos casos de antideportividad
Un padre admite: "El día que fui a un partido de mi hijo, me mandó callar"
La leyenda atribuye a Bernabéu la frase: "No me interesan juveniles con padre"
El entrenador es clave en la prevención de la violencia escolar
Los encuestados ven un reflejo de la agresividad general de la sociedad
Sin el tesón de los padres, tampoco habría deporte en las zonas rurales
-Ya, ¿y quien ese señor que está apoyado en la barandilla viendo el entrenamiento?
-Es su padre, don Santiago.
-No me interesan juveniles con padre.
La conversación, nada literal, fuera verídica o leyenda urbana, se le atribuye a Santiago Bernabéu, presidente del Real Madrid entre 1943 y 1978 (año de su muerte), con un empleado o directivo del club. No es que Bernabéu quisiera futbolistas huérfanos, pero lo cierto es que desde entonces, y probablemente antes, ya se consideraba la figura del padre como un elemento a menudo pernicioso en el desarrollo deportivo de los jóvenes.
Llovió y llovió desde aquella conversación y ahora esa percepción social que cada cual en su condición -primero de joven y después de padre o madre- ha vivido ha sido ratificada por un estudio del Gabinete de Prospección Sociológica del Gobierno vasco, publicado en noviembre, y en el que destaca un dato aterrador: un 25% de los encuestados considera que la agresividad de los padres/madres de los jugadores explica uno de los motivos más importantes en los actos violentos que se producen en el deporte escolar. La muestra (820 entrevistas) está referida a la comunidad autónoma vasca y no se ha encontrado otro estudio similar con mayor dimensión geográfica, aunque nadie cree que la percepción variaría de forma singular en otras comunidades. Solo un concepto mucho más global como la falta de educación supera a la agresividad paterna como motivo de la violencia verbal, especialmente, o física, en menor medida.
A nivel general, un 27% de los preguntados asegura haber asistido a competiciones deportivas escolares en las que se han producido agresiones verbales del público hacia los deportistas. Curioso, porque en ese tipo de competición la condición de espectador suele coincidir casi al 100% con la del entorno familiar y social del niño y los deportistas, a los que alude la pregunta, alcanzan como mucho los 14 años (según las leyes del Deporte que rijan en cada comunidad). Un 22% asegura también haber asistido a competiciones escolares en las que ha habido agresiones verbales entre el público, un 20% a agresiones verbales entre jugadores, un 7% a agresiones físicas entre el público y un 14% a agresiones físicas entre los jugadores.
El padre como ejemplo de hooligan, a veces por su condición de tal en todos los órdenes de la vida, a veces en transformaciones de fin de semana que acaban sorprendiendo al propio hijo. "Este es un tema que conviene singularizar", afirma Fernando Gimeno, psicólogo de la Facultad de Ciencias de la Salud y el Deporte de la Universidad de Zaragoza. "En algunos casos que hemos trabajado se da la circunstancia de padres que no se reconocen a sí mismos en el momento del partido", asegura. "Un padre reconoció: 'La primera vez que fui a un partido de mi hijo, me dijo que me callara, que ya estaba bien'. A veces se trata de personas correctas pero que sucumben a la implicación emocional de ver allí a su hijo, que les envuelve el entorno, que es muy propicio a este tipo de actitudes".
Todas las miradas apuntan al fútbol. No en vano, un estudio realizado la pasada temporada por la Diputación Foral de Biz-kaia alertaba ya de que en el 15% de los partidos disputados se habían producido actos de violencia y la propia institución foral, en unión con la federación de fútbol vizcaína, lanzó una campaña mediante la cual los árbitros portaron unas camisolas con la leyenda "No a la violencia" después de algunos casos de agresión. Celino Gracia Redondo, exárbitro internacional, reconoce que "en estos partidos escolares, de niños, he escuchado insultos muchos más graves que los que he oído en los campos de Primera División". "Mi hijo también jugó en categorías inferiores en el Zaragoza y yo trataba de aislarme del entorno general. Me iba a una esquina porque aquello había veces que era insoportable y además siendo árbitro en activo, imagínate lo que podía ser aquello...". "Lo que tengo claro", añade, "es que un chico de 10 años no tiene maldad en el campo y que tranquilamente podrían jugar sin árbitros. Es el entorno, mayoritariamente el familiar, el que pudre esa situación. Eso está claro".
No está tan claro ni que el fútbol, por mayoritario y por deporte de contacto, sea el más peligroso, ni que el niño no aporte maldad alguna al ejercicio del deporte. "Es curioso que en un deporte como el tenis se produzca un grado de antideportividad, y a veces de agresividad, inesperado", dice Fernando Gimeno. "Hay que tener en cuenta que en ese deporte, por ejemplo, a nivel escolar no hay árbitros. Hay uno general que se pasea por las distintas pistas y son los propios jugadores los que se autoarbitran. Pues bien, la antideportividad es generalizada en el análisis de cada jugada. Y la intervención del entorno [léase padres o entrenadores] no suele resultar aleccionadora, según hemos podido estudiar, y alcanza en ocasiones a la agresividad o la ley del más fuerte".
"Todos hemos sido testigos de la violencia de los padres en este tipo de situaciones", afirma Victor Urrutia, director del estudio del Gobierno Vasco "y está claro que mediante la extensión del deporte se están filtrando elementos que alteran el deporte formativo, el deporte como compendio de valores". "Un concepto de tanto valor en la vida como es la competitividad, en el deporte se pervierte y se convierte en una causa de generación de violencia", señala. "¿Y por qué no la cooperación, como valor deportivo?", se pregunta Víctor Urrutia, "¿por qué la competitividad trufa ese posible sentimiento en un deporte colectivo, y por tanto solidario, especialmente el mayoritario fútbol? No hay duda de que esta encuesta ratifica una impresión generalizada y pone de manifiesto que si en la competición escolar se genera cualquier tipo de violencia, estamos ante un hecho preocupante y es un toque de atención a los padres, porque el entorno familiar es el primer asentamiento de la personalidad".
Recuerda el director del Gabinete de Prospección Sociológica del Gobierno vasco la última película de Roman Polanski, Un Dios salvaje, en la que unos padres se reunen para analizar y resolver la brutal pelea entre los hijos de ambas parejas y acaban enfrentándose en una pelea mucho más brutal.
María Ruiz de Oña es la psicóloga del Athletic y aporta una línea más al debate. "Venimos observando últimamente que hay muchos padres que no quieren que sus hijos jueguen al fútbol, precisamente por esa imagen violenta que transmite". Son los padres no hooligans. Una versión que corrobora también Gimeno al reconocer que sin el voluntarismo de algunos padres "no habría deporte escolar especialmente en zonas rurales, donde la organización de eventos es más dificultosa". El deporte escolar, no obstante, vendría a ser como el reflejo en miniatura del deporte espectáculo de los grandes acontecimientos. "Basta ver la actitud de algunos padres cuando le cambian de puesto a su hijo o le relevan por otro muchacho. Es la fotografía en blanco y negro del gran deporte en color. De ahí a la agresividad verbal no hay más que un paso. Cada vez vemos más alevines que no llegan al deporte con la idea de pasarlo bien, sino de ganar", señala Ruiz de Oña.
"El mayor drama que nos sucede a quienes trabajamos en equipos de élite, en edad escolar, es cuando tienes que dar la baja a un muchacho y llevarlo a jugar a otro sitio", recuerda la psicóloga del Athletic. "¿Sabes qué es lo más preocupante para el chaval o la chavala? Decírselo a sus compañeros de colegio. Ese es el primer drama".
Sin embargo, a pesar de que no figura en la encuesta, Ruiz de Oña entiende que hay una figura principal en el aleccionamiento y en la prevención de la violencia: "El entrenador es clave, el padre al final es un agente indirecto. El entrenador es la primera referencia del muchacho y esa convivencia en muchos casos es tremendamente complicada". Quizás por eso Gimeno hace hincapié en los cursos que se dan a los entrenadores o monitores para "saber entrenar a los padres y madres, porque necesariamente van a tener que enfrentarse a los progenitores de tú a tú y estos también intervienen en la formación e incluso en el desarrollo del partido". "En el fondo", asevera, "no estamos educados para superar la dificultad de ser espectadores".
La encuesta del Gobierno vasco revela algunos datos laterales abiertos al debate: ¿Es un reflejo de la violencia general? La gente preguntada (mayor de 15 años) cree que sí (totalmente un 48% y en alguna medida un 42 %), y también considera que el fanatismo es la segunda causa de conflictividad en el deporte escolar.
¿Todos llevamos un hooligan dentro cuando el vástago se pone ante nuestros ojos? Mayoritariamente, sí. Es cierto que el nivel de agresividad o de violencia verbal no se ha medido en los campos del deporte profesional, donde el ruido ahoga las expresiones. Seguramente muy pocas personas podrían levantar la mano si se preguntase quién no ha proferido un insulto en un campo de juego, desde el violento fútbol hasta el señorial tenis (contra el árbitro, contra el rival, el presidente, el portero...). El insulto al árbitro es un ritual ya concebido como rutinario y que al parecer se antoja un asunto más anecdótico que importante. "Por principio nunca critico a los árbitros y no voy a cambiar mis principios por ese hijo de puta", dijo un entrenador inglés al término de un partido.
No se escuchan frases más suaves en la competición escolar, donde por cierto cada vez intervienen más mujeres (como deportistas, entrenadoras o árbitros) que han alargado la sucia vida de la agresión verbal.
Seguramente si Santiago Bernabéu levantara la cabeza y se encaminase a aquel terreno de juego no se encontraría al padre del extremo rubio acodado en la barandilla, sino charlando con otro tipo, el representante del chaval. Y si fuera al colegio, el padre del muchacho estaría hablando con un cazatalentos. Dice el filósofo José Antonio Marina que "todo el que trabaja en un centro educativo es personal docente". ¿Trabajan los padres en el centro educativo de sus hijos? Muchos, al parecer, creen que no.